Cuando hablamos de adicciones, lo primero que se nos viene a la mente son las típicas sustancias: alcohol, tabaco, marihuana, cocaína… Sin embargo, lo cierto es que existen ciertas adicciones que suelen pasar desapercibidas, porque no las asociamos con las drogas habituales: tal es el caso de la adicción a la comida.
Especialmente, los alimentos que cuentan con azúcares o harinas refinadas son capaces de incrementar la producción de dopamina en tu cerebro, un neurotransmisor que genera sensación de bienestar. Este aumento de dopamina actúa dentro del circuito de recompensa cerebral e inhibe la sensación de estar satisfecho, lo cual explica que puedas sentir la necesidad de volver a comer, aunque en realidad te encuentres saciado.
Síntomas que indican un problema de adicción a la comida
La Universidad de Yale ha elaborado un test de adicción a la comida que nos puede ayudar a hacernos una idea de cómo se manifiesta este tipo de adicción en tu organismo. A cada frase debes responder con una escala que incluye desde el “nunca” al “todos los días”, siendo esta última respuesta la que indica que probablemente se padezca tal adicción:
– Sientes antojos de ciertos alimentos, a pesar de haber comido y estar lleno.
– Cuando te dejas llevar por el antojo, sueles comer más de lo que habías previsto.
– Con estos antojos, a veces comes hasta el punto de sentirte a reventar.
– Aunque te sientes culpable, al poco tiempo te encuentras comiéndolos otra vez.
– Inventas excusas que justifiquen tus atracones.
– Sueles ocultar tu consumo de productos poco saludables a los demás.
– Has intentado poner algunos límites, pero no lo has logrado.
El mayor inconveniente de este tipo de adicciones es la aparición de problemas tanto físicos como psicológicos. Es típico sufrir problemas de autoestima, irritabilidad, decaimiento en el estado anímico e insatisfacción con la propia imagen. Por eso, es importante recurrir a un tratamiento de adicciones cuando surjan.